De repente, fantástica, surge
del vaso de ajenjo
una virgen de túnica verde
y rostro siniestro.
Sus pupilas están apagadas
como un astro muerto,
y en sus lívidos labios la risa
parece un lamento.
Manuel Reina (1856-1905)
La Musa Verde
Marta Palenque, catedrática de la Universidad de Sevilla, afirma que «El hada o la musa verde es la personificación del ajenjo o la absenta, una bebida de un tono esmeralda y sabor amargo que, al ser mezclada con el agua, se vuelve de color opalino». En el siglo XIX era parte de los rituales de los artistas que se reunían a disertar sobre la creatividad cultural de la época y su circunstancia política, económica y social.
De acuerdo con la especialista española, si bien la búsqueda de la potenciación de los sentidos a través de las drogas y el alcohol es intrínseca a la creatividad humana, el ajenjo se volvió un símbolo de rebeldía de los artistas frente al statu quo de la burguesía decadente de las últimas décadas del siglo XIX y principios del siglo XX.
Palenque define al ajenjo como un licor mágico y destructivo al mismo tiempo, que integra la realidad social y el imaginario de la literatura europea en la sociedad industrial.
Aquí en Cálamo&Alquimia® extendemos el concepto a todos los aspectos de la creación cultural, porque se cuenta que el pintor Vincent van Gogh se cortó la oreja izquierda bajo los influjos del ajenjo y todo aquel que se sentía un intelectual atrapado en la masificación del pensamiento, adoptaba la romántica anarquía mental que genera un hada verde. El ajenjo ilumina y consuela; pero también mata, asegura la leyenda.
De ser un remedio medicinal para aliviar la fiebre y algunas infecciones, el ajenjo se transformó al paso del tiempo en una bebida ritual dentro de la comunidad cultural, que por su alto contenido alcohólico, decían, tenía efectos alucinógenos que podían ser mortales.
Más aún, hay quienes dejaron constancia en las crónicas de la época de que la llamada “hora verde” en los bares y cafés de las grandes capitales europeas, cuando el ajenjo servía de pretexto y aliciente para discutir sobre la decadencia de los gobiernos y las injusticias de los patrones burgueses contra la clase trabajadora... Y el ajenjo se prohibió. 🧚
En griego «absinthium» significa carente de dulzura...
Jack Goldeneye, un cibernauta más que anónimo publicó en Quora el siguiente relato —no sabemos si propio o retomado de alguna publicación ajena—, que incluye una receta para preparar una mezcla de ajenjo y láudano, la cual presuntamente sería la famosa y original Hada Verde, Fée Verte o incluso Diablo Verde que probaron Baudelaire, Verlaine y sus contemporáneos bohemios, a falta de comprensión social, inspiración o un bocado de pan que llevar al estómago:
LA RECETA
El autor del texto asegura que encontró la receta en un cajón de una “antiquísima cómoda francesa” en la casa de un amigo y se le ocurrió prepararla. Locuras de invierno en el extranjero —dice.
Aclara que la susodicha receta es un documento farmacéutico viejísimo, probablemente de 1850, escrito en francés que detalla la preparación de varias pociones narcóticas, entre ellas un elixir paregórico que sería el satanizado láudano.
Se supone que las cantidades deben medirse con precisión:
- 200 gramos de opio
- 1600 mililitros de vino oporto
- 15 gramos de canela de Ceylán
- 15 gramos de clavo de olor
- 100 gramos de azafrán
De acuerdo con nuestro anónimo cantinero, al que actualmente le llamarían pomposamente mixólogo, “conseguir el opio es fácil y barato [¿¿En el siglo XXI?? ]. Él lo consiguió en “pequeñas bolas negras un poco pegajosas” que tienen un aroma almizcludo y dulce.
Lo primero que se hace es macerar las bolas opiáceas con los demás ingredientes todo junto se va remojando con el vino hasta hacer un destilado denso, opaco, de color marrón oscuro con tonos violetas, hasta que se perciba un olor muy agradable. Hasta ahí se ha obtenido el láudano; pero beberlo puro, así como queda en la receta —dice Jack Goldeneye— es suicida.
El láudano era utilizado en la antigüedad para los dolores del cáncer terminal, como anestésico en cirugías que se hacían cuando ya no había nada que perder, así como para aliviar la tos tuberculosa, por citar algunos usos médicos. Sin embargo, los integrantes del medio cultural europeo descubrieron lo que hoy se llamaría “uso recreativo” o método de inspiración creativa.
LA LEYENDA
Se cuenta que el grupo de amigos del poeta británico Lord George Byron, que se reunía en Villa Diodati, en Suiza, quedó durante el verano de 1816 atrapado en el lugar a causa de inclemencias meteorológicas.
Según la leyenda, al calor del láudano mezclado con alcohol, los asistentes al encuentro, entre los que estaban Mary Shelley y Percy Bysshe Shelley, y John William Polidori, crearon sus respectivas novelas , ella «Frankenstein» y Polidori, «El Vampiro».
BEBER AJENJO
Para preparar el Hada Verde, también conocida como la bebida de los poetas malditos, Jack consiguió licor de ajenjo o absenta y, junto con varios amigos, todos artistas, se dispuso a realizar un ritual, a la luz de las velas, con música, en una vieja casona.
La absenta —especifica Jack Goldeneye— se sirve helada y en ella se dejan caer 10 gotas de láudano, medidas estrictamente con gotero. “El verde intenso de la absenta es precipitado hasta el fondo del vaso por el láudano, y se expande al caer como miriadas de patas de araña. Se revuelve un poco, haciendo del verde profundo una nota más negra, se agrega agua destilada, también fría, lo que da a la bebida de un tono lechoso.”
Continúa el relato del bebedor: “La intensidad alcohólica de la absenta predomina, pero el sabor anisado se mantiene ahora con un tenue sabor entre ácido y levemente dulce del vino, la lengua queda envuelta por una capa desvaneciente (sic), semi aceitosa, con un ligero picante.”
Según Goldeneye, el efecto del Hada Verde es rápido. Relata que en 15 minutos estaba embargado por una intensa euforia y la música se sentía como oleadas de placer que entraban por la piel: Los ritmos y los bajos recorrían todo su cuerpo y se arremolinaban en el corazón como un tumulto de delicia.
Tomó la copa muy lentamente y en algún momento no supo si estaba dormido o despierto, y experimentó la extraña sensación de estar aquí y allá, adentro y afuera, lejos y cerca, Sus pensamientos cobraron formas imaginarias de ensueño y lo que ocurría afuera también se volvía sueño.
Hay un fenómeno interesante en la descripción de los efectos del Hada Verde sobre el bebedor: No hay ebriedad, sólo una increíble sensación de placer y dicha corpórea. La vida es sueño y no causa resaca. Al día siguiente se sintió cansado; pero su mente estaba clara, más clara que nunca. Por eso, Jack entendió que el ajenjo o absenta “es un coctel malvado” que también podría llamarse El beso de Morfeo o La Mirada de Tanatos.
Nuestra Taberna...
El periodismo de Cálamo&Alquimia® es como el licor de ajenjo, intoxica, es adictivo; pero no embriaga. Aclara la mente del que lee nuestros artículos, mira nuestros videos y escucha nuestros podcasts.
La literatura sobre el ajenjo, su historia y su relación con el mundo cultural es amplia. Marta Palenque ennumera las siguientes fuentes disponibles en la Internet:
- Marie-Claude Delahaye: L'absinthe. Histoire de la fée verte, Paris, Berger-Levrault, 1983
- Barnaby Conrad: Absinthe. History in a Bottle, San Francisco, Chronicle Books, 1996
- Phil Baker: The Book of Absinthe. A Cultural History, New York, Grove Press, 2003
- Phil Baker:,Ajenjo: mito e historia, Buenos Aires, Cántaro editores, 2006
- Katharina Niemeyer: «Fée verte. Hada verde. Düstere muse», www.zeitenblicke.de/2009/3/niemeyer.
- Eduardo Berti: «Guía rápida del absinthe en París».
- Le Musée Virtuel de l'Absinthe (www.museeabsinthe.com).
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