Afrikaneando

Afrikaneando

Por Silvia Meave

¿Tendría yo el derecho de inventar la palabra afrikaneando después de escuchar los doblajes patito del idioma inglés al español que hacen para los programas de los famosos canales History y Discovery?

Las aberraciones en el uso del idioma español ya no son característica propia de las televisoras de entretenimiento. Se supone que la programación de History y Discovery Channels, producida en lengua inglesa, tiene como objetivo darle a los televidentes una embadurnada de cultura y conocimientos científicos, lo cual es loable en una sociedad que se caracteriza por la ignorancia consumista; pero las traducciones y doblajes para exportar las series documentales a los países de habla hispana son patéticas y lo que es peor, al transmitirse en canales culturales del Estado, como OnceTV México, del Instituto Politécnico Nacional, dejan un mal sabor de boca a ese público que carece de opciones de entretenimiento de alto nivel en la televisión.

En un solo día me tocó ver dos programas distintos del History Channel doblados al español en los que las barbaridades lingüísticas saltaban cada cinco minutos; pero dos en particular me provocaron urticaria por su repetición constante: El locutor de doblaje de un programa se refirió a la gente de Etiopía como "etiopíos", en lugar de etíopes, mientras que en otra serie, otro locutor decía "Cartágo" en lugar de Cártago, que es la expresión castellanizada, esdrújula y acentuada de Qart Hadašt, una de las dos ciudades fenicias más importantes de la antigüedad.

Se sabe que el trabajo de doblaje lo hacen las propias productoras de las series, al mejor postor, y si de por sí es bien conocido que "traductor, traidor" (traduttore, traditore -según la expresión italiana-), entonces una traducción hecha por personas que aparentemente no tienen el español como lengua materna, pero tampoco conocen realmente sus usos, deriva en una labor que merma cualquier proyecto educativo y cultural.

El dejar hacer, dejar pasar en el doblaje de programas transmitidos por una institución educativa como OnceTV México por evidentes razones presupuestales no es una buena coartada. El canal, que depende en escalafón de la Secretaría de Educación Pública (SEP), tiene que encontrar alternativas de traducción y doblaje de programas de producción extranjera que contribuyan al uso correcto del idioma español y no esas versiones nada educativas que, para decirlo en el mejor argot de la capital mexicana llamamos "patito" como sinónimo de artículo de segunda o tercera calidad. 🖋

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