Este antro intelectual no niega la entrada a nadie, pero se sugiere a quienes padecen estómago irritable, disturbios hepáticos y/o inconvenientes políticos, sociales, culturales, religiosos o de cualquier otra índole, abstenerse de permanecer aquí más tiempo del necesario.Como en profecía bíblica, los licores verbales que se expenden en nuestra taberna amargan la lengua y los ojos de quienes no aceptan el acibarado placer de la imaginación desinhibida; pero los que saborean su eufórica intensidad pueden alcanzar una diminuta e instantánea gloria eterna...
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