Por Louis Boudreaux
BELOIT, WI.- Una novel tradición académica en una escuela de educación superior en Wisconsin, Estados Unidos, que data de 1998, originada con el propósito de crear un marco de referencia para los profesores sobre la mentalidad de los alumnos que cada año ingresan al nivel universitario, perfila a la primera generación de la segunda década del siglo XXI como a un patético puñado de adolescentes (mayoritariamente del género femenino, según lo establecen los creadores del reporte denominado "Lista de modelos de pensamiento para la Clase del 2014") con una educación y una cultura extremadamente pobres, si no es que con alguna patología social emparentada con el autismo histórico.
Los profesores Tom McBride y Ron Nief se han aventurado durante doce años a dar a sus colegas en la institución, pistas para cerrar la brecha generacional que en ocasiones se da entre los docentes y sus estudiantes y, con base en encuestas, elaboran la lista de tópicos que no deben pasarse por alto al hablar frente a los jóvenes.
No es posible determinar si las encuestas cumplen con los requisitos de la investigación científica social y si realmente pintan de cuerpo completo a los nuevos universitarios, o no, pues el sitio del reporte no incluye datos sobre la metodología empleada. Empero, si confiamos en que la lista refleja realmente el espíritu de la época o como habría dicho Hegel, el Zeitgeist; el ejercicio sociológico de los académicos de Wisconsin deviene en un penoso retrato del grupo presuntamente ilustrado de la sociedad estadounidense o en la evidencia inmediata del desprecio total de las autoridades educativas de los Estados Unidos por su juventud en las últimas tres o cuatro décadas, ya que para tener estudiantes universitarios nacidos en 1992 con una visión tan limitada de la realidad -según lo plantean los autores de la lista-, las dos últimas generaciones de educadores oficiales y las familias americanas han hecho poco o nada por el enriquecimiento intelectual y cultural del pueblo.
Dicho de otro modo: Si así están los universitarios norteamericanos, es preferible no imaginar el nivel de quienes sólo tienen una educación elemental. Y vamos al punto. Según la encuesta de Beloit College, una institución privada de educación superior, "unos cuantos" estudiantes de la generación 2010-2014 son capaces de escribir a mano con letra cursiva y una abrumadora mayoría piensa que Al Gore es un personaje de dibujos animados, en tanto que el tema de la inmigración no es una prioridad en Estados Unidos salvo que los forasteros (aliens) sean de otro planeta.
Los flamantes estudiantes de Beloit dicen que Checoslovaquia es un país ficticio y que los Estados Unidos siempre han sido socios comerciales de Vietnam; que la expresión "Lunes Negro" se refiere a rockeros punk de Los Angeles, California, y no a una crisis financiera en Wall Street. Más aún, vaya aquí una fanfarria: Beethoven -dicen los chiquillos- es el nombre de un perro.
Para los estudiantes de la generación de Beloit College que deberá terminar una carrera universitaria en 2014, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha existido siempre, al igual que los conciertos de rock en las tomas de posesión presidenciales... y se puede continuar así con el catálogo de creencias de los jóvenes estadounidenses que en un plazo no mayor de cinco o seis años estarán colocándose en el mercado laboral que da sustento a un proyecto de nación.
El reporte de los bonachones profesores McBride y Nief no contiene ninguna reflexión ni mucho menos alguna labor de autocrítica que alerte a la sociedad de los Estados Unidos sobre la calidad de la educación básica que, por lo que se aprecia en esta pequeña muestra de la vida universitaria en el país, está llevando a una distorsión de la realidad histórica de la nación, lo cual a la larga podría sepultar su poderío como potencia mundial.
Pareciera que no se puede esperar mucho más de los estudiantes, si los propios autores del reporte no ofrecen pruebas de una investigación sociológica más consistente con la metodología de las ciencias sociales, si bien la encuesta queda ahí como una interesante colección de aberraciones del "espíritu de la época" derivadas de la mala calidad educativa. Donde los investigadores ven una nueva perspectiva mental, otros percibimos simplemente ignorancia cultivada desde el hogar.
Todo apunta a que el periodo "Bush I -Bush II" con todo y sus intermedios consolidó en los Estados Unidos un modelo educativo que refuerza las creencias por encima del conocimiento racional articulado en la investigación científica. Lo grave es que el esquema se quiere imponer en América Latina, hasta el infinito y más allá, lo que condenaría a una parte de la civilización humana contemporánea a desaparecer sin rastros, dejando apenas tras de sí el mito genial de que hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana, el gran Mago de Oz (su nombre, por supuesto) gobernaba feliz a una horda de ignorantes posgraduados, enchufados a cerebros electrónicos comandados desde una televisión, para que perfeccionaran su puntuación en la guerra de las mafias de Facebook. 🖋
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Beloit College - Wisconsin
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