Cálamo & Alquimia | Martín de Lima
En días recientes, entre periodistas de todo el mundo ha estado circulando el video que se inserta más abajo, el cual es una colección de accidentes, unos graciosos y otros realmente trágicos, que presenta una visión sui géneris de lo que significa trabajar en lo que ahora se llama “la profesión más peligrosa del mundo”.
Mientras estaba revisando la inserción, me enteré de que el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), una asociación de la sociedad civil mexicana, lanzó una alerta ante la amenaza a una reportera del diario EL UNIVERSAL, Silvia Otero, fue amenazada telefónicamente por un presunto abogado de sicarios del narcotráfico.
“Es lamentable que poderes fácticos amenacen la libertad de expresión ante la pasividad del Estado, para perjudicar la construcción de la democracia de México, ante la falta de garantías para ejercer el periodismo en nuestro país, que lo ha convertido en una de las naciones con mayores riesgos para ejercer el periodismo en América”, afirmó el Cencos en su alerta.
Ante este panorama, todo lo demás, definitivamente, es un juego de niños. <>
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