La X de Musk, Falange de la Ultraderecha

Cuando Elon Musk compró Twitter y decidió sacar a la empresa de la Bolsa de Valores de Nueva York, para cambiarle el nombre por el anodino término Equis (X)  o “Ex”, pronunciado en inglés, el empresario sabía perfectamente que la red social no tenía una rentabilidad financiera efectiva. Sin embargo, entendía la importancia de administrar —y manipular, cuando fuera necesario— la plaza pública virtual más influyente del planeta.

Esto se ha hecho patente con claridad en las últimas semanas, cuando los cambios en los algoritmos de búsqueda y aparición de información en los timelines adoptaron tendencias que buscaban, no sólo crear confrontación entre usuarios, sino formar una corriente de opinión totalmente sesgada hacia la Ultraderecha, con la que Musk simpatiza de manera natural.

Los temas más relevantes en este sentido fueron la renuncia del presidente estadounidense Joe Biden a la candidatura demócrata y la consolidación de la vicepresidenta Kamala Harris como su muy probable sucesora, y las elecciones en Venezuela.

Está de más explicar, como dicen los mexicanos, de qué lado mascó la iguana. Muchos usuarios del nuevo X parecían decididos a buscar otras opciones para discutir con seriedad los temas políticos y sociales de su interés y evitar a las cuentas llamadas “bots” buleadoras o acosadoras de los disidentes de un establishment que cada vez con mayor agresividad verbal se carga más hacia la derecha.

A pesar de tener ciertas reglas escritas, si un usuario reporta a los acosadores y promotores del odio, el racismo y el fascismo, sólo recibe, en el mejor de los casos, un email de la empresa diciendo que el acosador no ha violado las reglas de la red social y que le haga como quiera, bloqueando al acosador o cerrando su propia cuenta. Total: Si no pagas, no te quejes.

Las luces amarillas sobre la libertad de expresión se han comenzado a encender en la red social; pero excepto los censurados por la propia empresa, pocos usuarios se animan a abandonar su barullo online.

¿Hasta dónde queremos llegar en la Internet? 🧚